martes, febrero 24, 2009

LA CORRUPCION Y LA DEMAGOGIA


En nuestro país los casos de corrupción y abuso de autoridad -como el caso de la venta ilegal del Aeródromo de Collique- se ha vuelto común en el gobierno frente a la pasividad -o talvez la complicidad- de las instituciones llamadas combatirla como la ONA -Oficina Nacional Anticorrupción- que nadie sabe a ciencia cierta para que sirve, procuradores vinculados al partido gobiernista que en su propuesta anticorrupción el Premier Yehude Simons intentó cambiar pero no pudo.., o una Contraloría sin cabeza donde una candidata falsificó su título y firmaba como ingeniera en el Ministerio de la Producción -cuando esta cartera lo dirigía Rafael Rey-, las graves irregularidades en los programas vinculados a la reconstrucción del Sur (Forsur, SIS), y un largo etcétera que seria necesario muchas líneas para describirlos.


Nos hemos enterado de los “compromisos” del entonces candidato Alan García en su lucha contra la corrupción. Entre otros puntos de una propaganda del Partido Aprista durante las pasadas elecciones presidenciales titulado Compromiso de Lucha contra la Corrupción, un texto dice literalmente “La Contraloría y las Procuradurías anticorrupción serán lideradas por profesionales propuestos por la oposición” idéntico mensaje también esta –según el conocido periodista y columnista Augusto Alvarez Rodrich- en el Plan de Gobierno 2006-2011 del propio Partido Aprista y dice “Proponer que el Contralor General de la República sea nombrado por el Congreso Nacional a propuesta de una terna presentada por los grupos políticos de oposición..”. Tras el fiasco de la comisión gubernamental que propuso una candidata bamba que falsificó su título de ingeniera, y si deberíamos cumplir con el compromiso presidencial descrito en su propaganda electoral y en su plan de gobierno, el actual régimen debería aceptar inmediatamente el candidato propuesto en consenso por la oposición. Pero no, la demagogia y el cinismo no tiene límites cuando de ignorar sus graves errores se trata. Ahora resulta que el Gobierno dice que no importa quien sea el Contralor –por supuesto la contraloría esta más acéfala que nunca por culpa del propio gobierno- y se propone una “transformación sustantiva” para darle -dizque- velocidad al ente fiscalizador para que este “a tono con la época”… Ojalá que esto no quiera decir que la Contraloría estará a tono con los “faenones” que están de moda.
Dejando la demagogia y el cinismo reinante en el país, lo cierto es que no existe “lucha anticorrupción” sino que la corrupción campea en las altas esferas del Gobierno Central donde mucho de sus funcionarios –por que no decirlo- tienen vinculación al partido de gobierno sin dejar de mencionar que la lacra de la corrupción también afecta a algunos gobiernos regionales y locales del país.
¿Y ahora quién podrá salvarnos?, ¿Acaso el Chapulín Colorado?.... Mientras tanto la ciudadanía espera que el periodismo libre siga informando y también cumpla con su rol de vigilar y supervisar la función pública tan venida a menos.